Lic. Nélida E. De Luca
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Trabajo presentado en la Mesa Redonda: “El Acoso Psicológico,
potencialmente traumático y la re-traumatización desde el desconocimiento
y la indiferencia. IV Congreso Mundial de Estrés Traumático 21 al 24 de junio - 2006
Nombre del trabajo: “El Acoso Psicológico, potencialmente traumático y la re-traumatización desde el desconocimiento y la indiferencia.
1.- Trauma, violencia, resiliencia, mundo civilizado y maltrato psicológico.
2.- Re-victimización, re-traumatización, “cuando lo que debe restaurar, daña”.
Parte 1.-
A través del diagnóstico de Trastorno por Estrés post traumático (PTSD son sus siglas en inglés) retorna a nuestro campo psi, tanto para psicólogos y psiquiatras el “Trauma”, concepto que ha sido estudiado por algunos de nosotros ligado a las series complementarias o bien a la etiología de las neurosis o del comportamiento. Esta reincorporación data de 1980, pero es en 1994 con el DSM IV que el foco se coloca en la reacción de la persona ante la situación traumática y no en el grado o intensidad del hecho traumático. La situación pasa a ser “potencialmente traumática”, será el sentido otorgado por la persona el que dará la posibilidad de padecer trastornos o no y dará la intensidad o poder a la situación en sí. En el caso de los considerados “microtraumas” cotidianos, sistemáticos, repetidos a lo largo de un tiempo significativo para la persona, como puede ser el acoso psicológico, la influencia de estos hechos hostiles, denigratorios, y muchas veces difamatorios son los que van minando poco a poco cualquier fortaleza, así como también van quitando la elasticidad necesaria para responder en forma resiliente.
El no estar de acuerdo con la violencia en cualquiera de sus manifestaciones es que nos hace más vulnerables a sus efectos. Allí encuentro una susceptibilidad que reduce la resiliencia o la vuelve ineficaz. Reduce la capacidad de encontrar habilidades para el afrontamiento del maltrato especialmente laboral[1]. Otro elemento que atenta contra nuestra resiliencia es estar bajo los efectos del “burnout”. Estado que nos vuelve susceptibles, vulnerables en alto grado, ya que el agotamiento, el cansancio emocional, mental y físico colocan en una posición desventajosa a la persona a ser victimizada. El burnout incluye la ausencia de los logros, como también la caída de los idealismos, de las ilusiones.
La psicoeducación es fundamental para alertarnos contra el “burnout”, también lo es para prevenirnos ante el acoso u hostigamiento moral. Es necesario contar con información objetiva, indudable, aunque no es suficiente. No estoy segura que la prevención basada en la psicoeducación rescate a la mayoría de los afectados por el “maltrato laboral”, aún así apostamos a pensar que… “El conocimiento es el primer paso hacia el cambio”.[2]
Visibilizar situaciones rodeadas de silencio, encubiertas, develar aquello oculto por ciertos intereses, que luego de intentar comprender las nuevas configuraciones subjetivas de la exclusión social pintadas por Eduardo Pavlovsky, se entienden, aunque no se pueden justificar. En un artículo publicado en Página 12 dice”… En 1990 la ciudad de Chicago (EE.UU.) registraba 849 asesinatos, uno cada 28 horas por 100.000 habitantes. El 40 por ciento de las víctimas son menores de 21 años. La mayoría de las víctimas residen en los seis distritos policiales correspondientes a los barrios del cinturón negro. El 80 por ciento es de origen afro americano. Loic Wacquant –del equipo del sociólogo francés Bourdieu – establece que recientes trabajos epidemiológicos sugieren que los varones negros jóvenes tienen la probabilidad de sufrir una muerte violenta que es superior a los soldados enviados al frente en el punto culminante de la guerra de Vietnam. La miseria aplastante de este enclave, vaciado de toda actividad económica y del que el Estado –con excepción de sus componentes represivos – virtualmente se ha retirado, son algunas de las causas fundantes del deterioro social. El agotamiento de todo tipo de inversiones –el retiro del Estado – y la pérdida de los puestos de trabajo en forma acelerada han sumido al ghetto en un verdadero estado de postración social (“sálvese quien pueda”). Según los autores de la investigación, sería un error diagnosticar al hustler[3] como personaje exótico o marginal o merecedor de un análisis en términos de delincuencia. Es por el contrario una figura genérica que ocupa un lugar central en el espacio social del ghetto norteamericano. No sólo no es “raro”, sino que reúne ejemplarmente un repertorio de propiedades y conductas valoradas en el ghetto. La “inteligencia callejera” de los hustler es el único bien otorgado a todos, que hace más soportable la atmósfera opresiva de todos los días. El hustler es el efecto de llevar al extremo una lógica de exclusión socioeconómica y racial que afecta a todos. Sugieren los investigadores que hay que evitar dos tipos de lecturas posibles: la que se conmueve y compadece del espectáculo de la miseria y la lectura populista que podría ver el fenómeno hustler como una estrategia heroica de “resistencia”, lo que en el fondo no es sino una táctica económica de autopreservación frente a un orden de dominación tan brutal y despiadado, y lo que es peor, en última instancia ya no se lo percibe (al orden) ni se lo cuestiona[4] como tal. Al ser la exclusión parte del orden de las cosas, se produce un fenómeno de privación de la conciencia de la exclusión. En esta situación de “guerra de todos contra todos”[5] generalizada y constante, siempre se termina sospechando que las solidaridades más firmes son interesadas, “cómo no van a serlo en un universo en el que cualquiera puede enfrentarse, en todo momento, a la elección entre engañar o ser engañado, matar o ser muerto”. De estas condiciones excepcionales de exclusión social, surge el hustler como formando parte natural, obvia y necesaria del ghetto norteamericano. El capitalismo, como forma de saqueo, está produciendo nuevas conductas sociales de alto nivel de complejidad. El hustler es uno de ellos.
...El doctor Angel Fiasché señala que la “esquizo afectividad”, (“vengo a la consulta, doctor, porque ya no puedo sentir nada”) es un síndrome bastante común entre los yuppies norteamericanos, que se han acostumbrado a escalar posiciones rápidamente al precio de una disociación afectiva alarmante; y dentro del “Tercer Mundo”, los “niños viejos y sin infancia” son otro efecto de las economías de exclusión tercermundistas. Nuevas subjetividades sociales inauguran el fin del milenio. Habrá que pensar nuevos modelos para pensarlas.”...
Ya los psicópatas son un desafío para la salud mental, ahora deberemos pensar en estas nuevas figuras productos de la exclusión social que se añaden al anterior desafío. Una forma de “estas nuevas conductas sociales de alto nivel de complejidad” son los llamados “jefes tóxicos” en el ámbito laboral, que también se los sufre en el ámbito profesional.
En “El Comercio” del 16 de junio último, ha sido publicado que el Profesor Juan José López-Ibor, durante una Conferencia, indicó que el ser humano tiene mucha capacidad de violencia y agresividad y alertó sobre el aumento de las enfermedades mentales. En diez o veinte años, habrá muchos más casos de depresión, estrés y ansiedad que cánceres de pulmón. Los grandes cambios sociales disparan las patologías mentales.[6]
Lo citado en el artículo del Dr. Pavlovsky da cuenta de situaciones[7] que guardan semejanza con nuestra población urbana y al auge que ha tomado el tema del hostigamiento que es digno de ser escuchado y compartido.
Leyendo a José Luis González de Rivera , encuentro en la introducción de su libro “El Maltrato Psicológico” que sorprende ahora justamente que “… la democracia ha posibilitado nuevas condiciones de progreso y de libertad … el auge en todo el mundo civilizado de esta enfermedad cultural insidiosa, que se cobra más víctimas cada año de lo que podemos imaginar, …que es …causa importante de sufrimiento humano, de pérdidas económicas y de malestar social….No es que las nuevas condiciones políticas y económicas sean malas, todo lo contrario. Sin ellas no existiría el acoso tal como lo entendemos hoy en día, sino la esclavitud, la eliminación pura y simple del adversario, el dominio total y descarado del fuerte sobre el débil.
...El acoso se ha hecho necesario porque, en la mayor parte del mundo civilizado, las antiguas fórmulas de dominio ya no sirven, y el poder ha de ocultarse para seguir ejerciéndose.”[8]
Parte 2.- Re-victimización, re-traumatización, “cuando lo que debe restaurar, daña”.
Desde la victimología y la Declaración sobre Principios Fundamentales para las Víctimas del Delito y Abuso de Poder se ha definido a la víctima como toda persona que individual o colectivamente haya sufrido daños, inclusive, lesiones físicas o mentales, sufrimiento emocional, pérdida financiera o menoscabo sustancial de sus derechos fundamentales, como consecuencia de acciones y omisiones que violen la legislación penal, incluida la que proscribe el abuso de poder.
Dentro de esta nueva disciplina se conoce como victimización primaria las consecuencias que sufre la víctima directa de un crimen, victimización secundaria se le llama cuando hay sufrimientos producidos a las víctimas, a los testigos y mayormente a los sujetos pasivos de un delito inferidos en las instituciones más o menos directamente encargadas de hacer justicia: policías, jueces, peritos, criminólogos, funcionarios de instituciones penitenciarias, etcétera". La estigmatización que la sociedad realiza luego sobre la víctima se conoce como victimización terciaria.
En los casos de hostigamiento laboral, se dan los tres tipos de victimización, en la victimización secundaria se incorporan los agentes de salud intervinientes desde el desconocimiento tanto de la temática y otras veces en cuanto a la terapéutica. El desconocimiento trae aparejado los diagnósticos apresurados por un lado y por otro, algo aún más severo, que es el dudar de sí mismo, dudar de las propias percepciones, el sentirse solo ante un maltrato que los otros no perciben, y tanto el médico laboral como quizás su propio clínico no dan la respuesta adecuada.
Gisela Perren Klingler[9], experta en ayuda psicológica en incidentes críticos sostiene que…“Las situaciones de violencia más o menos extrema, requieren un enfoque psicológico diferente al tradicional y ante todo integrador y reconciliador, con el fin de evitar a las víctimas de cualquier tipo de suceso traumático, una posible agudización de las reacciones….
Agudización, en el caso de una mala praxis, y profundización con incremento de la severidad en el caso de la re-traumatización por ignorancia e indiferencia.
Es imprescindible destacar que se trata de una disciplina muy nueva y con pocos profesionales entrenados en psicotraumatología. Y los que existen están más cerca de las situaciones de catástrofe, terrorismo, guerras, incendios, inundaciones que afectan a un colectivo significativo de personas por su número. El abuso de poder, el maltrato psicológico, la denigración, todo lo que ya conocemos cuando de acoso laboral se habla, también espera ser atendido con la idoneidad, respeto, consideración, comprensión que han demostrado nuestros profesionales ante las catástrofes colectivas.
[1] Por lo silencioso.
[2] El Maltrato Psicológico, Dr. José Luis González de Rivera, Recomendado por la Asociación Española contra el Acoso Psicológico en el Trabajo,3ra. Edición, Edit. Espasa Calpe, 2005
[3] El “hustler”, definible por las nociones de “rebusque, astucia, chanchullo, timo, ratería y robo”, sirve de ejemplo para pensar las subjetividades generadas por las economías de exclusión. “El ‘hustler’ pone en acción un capital simbólico: la capacidad de manipular, de engañar, uniendo la violencia con la astucia y el encanto”.
[4] Proceso de naturalización. Eso pasa a ser natural, esperable, no tiene por qué llamarnos la atención.
[5] las negritas son mías.
[6] Psiquiatría.com, El Comercio Digital.com del 16-06-2006.
[7] de los últimos 10 años o un poco más.
[8] El Maltrato Psicológico, Introducción, José Luis González de Rivera
[9] Debriefing, modelos y aplicaciones. De la historia traumática al relato integrado.
Institut Psychotrauma , Suisse, Versión española, junio de 2003
domingo, 6 de abril de 2008
“El Acoso Psicológico, potencialmente traumático y la re-traumatización desde el desconocimiento y la indiferencia.
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1 comentario:
Hola Nelida,te escribo desde Chile, para decirte que el texto publicado, tu investigación me parece de extraordinaria importancia.Siento que el deterioro de la relación humana, expresada en un vivir en la "normalidad patológica", genera un inmenso daño en los seres humanos. Preocuparse de ello es una tarea de inmensa generosidad y amor. Aquí, trabajo en un Equipo que se preocupa de atender en cuanto a reparación integral, a quienes sufrieron la experiencia de detención y tortura, exilio, desplazamientos, etc., en fin,es por ello que tu tésis la encuentro muy necesaria, del mismo modo lo que haces y enseñas.
un abrazo fraternal
Lorenzo Parra Tapia
Psicólogo Clínico
Terapeuta Reiki
Terapeuta EMDR
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